En 1980, el inefable Turco Eleazar Tercilla llegó a Huracán para «sacarlo campeón», según su vaticinio.
Había que empardar, de algún modo, el brillante título obtenido por los Tricolores el año anterior y el abundante presente de Arizu Villa Atuel.
Pero la apuesta apuntaba un poco más allá: sentar las bases para un equipo cuyo poderío permitiera a San Rafael intentar una nueva incursión por el Torneo Nacional.
Vamos por parte
El técnico pidió como refuerzos a tres jugadores que serían clave en el andar victorioso del Globito. Del fútbol alvearense arribaron José Álvarez (lateral) y Walter Llentilín (armador); De Deportivo Argentino retornó Aldo Roberto Martínez. Además, Tercilla promovió dos chicos muy veloces e inquietantes para abrir la cancha: Héctor Giménez y Héctor Agüero.
A todo ello hay que sumar la continuidad de hombres muy importantes como Emilio Pollero, Isidoro Celucci, Ángel Quiles y Juan Carlos Ureta, una columna vertebral de calidad y experiencia.
Ese equipo estuvo en gestación, luego maduró y, como una cosa trae la otra, tras el merecido campeonato vino el Regional y la posterior clasificación al Nacional 1981.
Por Roberto Armando Bravo.