Hay felicidad en Cuadro Benegas: el equipo Mirasol acaba de conquistar el Campeonato de Primera «B» 1994 y, por lo tanto, volverá a Primera División.
Tras la excitación aflora la calma, la relajación; siempre es así. Llegan momentos para pensamientos profundos e, invariablemente, vienen a la mente de simpatizantes, socios, dirigentes y otros, el recuerdo de los pioneros que fundaron un club respetado que es, en esencia, uno de los mejores elogios que puedan tributarse a una institución deportiva.
En la cancha, los jugadores, artífices directos de la conquista, quieren lo imposible: quedarse con esa camiseta que ya ha hecho historia y de la cual han sido despojados. ¡Qué importa!
Es un minúsculo punto oscuro en medio de tanta felicidad expresada con abrazos, sonrisas, congratulaciones mutuas y otras muestras.
Casi en la «cola» de la fila que ha dado la vuelta olímpica, vienen abrazados los hermanos Daniel y Hugo González; sus rostros sudorosos tienen una sonrisa emocionada; jugaron juntos durante muchas temporadas en Las Paredes pero este es el primer campeonato, la primera vuelta y vaya si da felicidad.
La foto conmueve. Habla por sí.
Por Roberto Armando Bravo.