Llegó silenciosamente, vio el partido solo, disfrutó del campeonato 2015 Cruzado y se fue casi sin que su presencia fuera advertida.
Camilo Páez, el hombre en cuestión, fue una parte grande de la historia del Sportivo Balloffet; de las tristezas y alegrías. En 1963, siendo el diez del equipo, descendió en una amarga tarde en cancha de Pedal. Junto a Alberto Hernández, Barretti, Pasqualotto, Poblete y otros, intentaron el retorno pero colgaron los botines sin lograrlo.
Ya como dirigente, trabajó incansablemente por un ascenso que recién llegaría 24 años después: en 1987. ¡Cómo lo disfrutó! Ni hablar del primer campeonato que se daría un año después y la primera participación en un Torneo del Interior.
Fueron años de “vacas gordas” porque campeonaron en el ’94 aunque, en 1998, el descenso volvió a pegar fuerte. Pero solo fue por un año: en el 2000, nuevamente de Primera.
Luego, no tan activo, Camilo siempre estuvo cerca; en silencio, pero cerca. Así, disfrutó de la participación en los recientes Federal «B» y lo golpeó fuerte el descenso al «C».
Pero la ilusión “por la vuelta” siempre está intacta.
“La esperanza es lo último que se pierde”. ¡Si lo sabrá Camilo Páez!
Por Roberto Armando Bravo.