Deportivo Malargüe tuvo que sufrir para volver a la elite del fútbol local pero lo logró.
En la Primera Fase integró la Zona “1”, junto a Atuel Norte, Cuadro Nacional, El Porvenir y San Martín. Finalizó tercero, a ocho del puntero (el Rojinegro de Salto de las Rosas), luego de disputar diez encuentros, de los cuales ganó cuatro, empató uno y perdió cinco.
En la Segunda Fase mejoró su performance y terminó puntero. Jugó otros diez partidos (ante los mismos equipos que en la Fase inicial), ganando seis, empatando dos y perdiendo dos.
Por quedar primero debió disputar una final con Atlético San Luis (ganador de la Zona “2”) en cancha de Pedal, para definir quién se quedaba con el 50% del ascenso -la otra mitad la ostentaba San Martín-.
El 3 de noviembre se impuso 1-0 con gol de penal marcado por Enrique Palma y debió jugar otra final, esta vez por el ascenso directo, con el Rojinegro de Cañada Seca; ocho días después, y en el mismo escenario, cayó por penales con los dirigidos por Edgardo Leglises tras empatar 0-0 en los 90′.
Más allá de perder la chance de ascender directamente, los de Marcos Gutiérrez se sobrepusieron e hicieron suyo el Octogonal de Reválida. Fue clave la incorporación de Javier Barroso, delantero que anotó seis goles (goleador del certamen).
En el Octogonal jugaron siete cotejos, ganando cinco y perdiendo dos. Finalizaron punteros y ascendieron el 22 de noviembre luego de vencer a El Tropezón 3-0 de visitante.
Si se cuentan las dos finales que jugó, en total el Azuloro disputó veintinueve encuentros, ganando dieciséis, empatando cuatro y perdiendo nueve (59% de los puntos en juego). Marcó cuarenta y nueve goles y recibió treinta y dos.
El goleador del equipo fue Andrés Guajardo con diez y le siguieron, con seis, José Barrera y Javier Barroso.
El Azuloro regresó a la “A” luego de descender en 2015 y este año buscará representar a su departamento de la mejor manera.
Por Roberto Bravo.